El edificio que actualmente alberga al Museo de Historia de Girona y que popularmente se conoce con el nombre de “Instituto Viejo” fue erigido a partir del año 1762 por la comunidad de frailes capuchinos. Desde su llegada a Girona en el año 1581 hasta la fecha mencionada, esta orden ocupó sucesivamente diversas zonas de la ciudad. Primero, se instalaron en el santuario de las Ermitas , situado en las Pedreras, donde la actual calle de Capuchinos recuerda todavía el paso de la orden por aquel lugar.
Más tarde, probablemente en el año 1628, los capuchinos se trasladaron al barrio del Mercadal, cerca del Hospital Nuevo, también llamado de Santa Catalina. Acabada la Guerra de los Segadores ( 1640 – 1652) y con motivo de la construcción del baluarte de San Francisco de Paula, regresaron otra vez a la vieja comunidad de las Ermitas donde permanecieron hasta el año 1707.
Por último, después de una corta estancia a la zona de Torre Gironella en el año 1732, los capuchinos fueron autorizados a ocupar la casa Desbach, propiedad de los marqueses de Cartellá. Esta casa contenía restos romanos de finales del siglo II – inicios del siglo III d. C. I estaba situada entre la calle de la Fuerza y la calle de las Ballesterías, la casa gótica de los Cartellá fue derribada parcialmente entre los años 1753 y 1762. Durante este período los capuchinos dedicaron su esfuerzo a levantar un muro de contención de tierras para salvar el desnivel que había entre las dos calles mencionadas, y también se dedicaron a transformar la planta subterránea para atender a las nuevas necesidades de la comunidad. Las obras consistieron básicamente en la adaptación y ampliación de los espacios existentes en establos, cuadras, cementerio, bodega, cisternas, lavadero, galería cubierta , refectorio o comedor, pasillos de comunicación y el terraplén mencionado , utilizado como jardín y probablemente como pequeño huerto.
La construcción del nuevo edificio llamado Convento de San Antonio, se llevará a cabo entre los años 1762 y 1774 y se utilizaron los materiales de la casa Cartellá. En lo que se refiere a la planta baja o planta principal , la iglesia se consagró en el 1764. Se accedía a ella por un pórtico de arcadas abiertas en la plaza de la Canóniga. Tres años más tarde se habían levantado el claustro, el nuevo refectorio, la cocina y casi todo el resto de las dependencias conventuales.
Al estallar la Guerra del Francés ( 1808- 1809) el convento se destinó a albergar la escuela de religiosos teólogos. Las bombas de los asediadores provocaron la destrucción de una gran parte del edificio, en particular, de la iglesia y de las plantas superiores. Después de la reconstrucción iniciada a partir del año 1814, los capuchinos residieron en el convento hasta la ex-claustración definitiva ( 1835), momento a partir del cual el Ayuntamiento de Girona gestionó el destino del edificio como Instituto Provincial de Enseñanza conseguido en el 1841. El maestro de obras, Espelt, introdujo las reformas pertinentes para la nueva función, como la división de la iglesia en dos pisos y la construcción de una galería cubierta encima del claustro. Por último, el arquitecto Manuel Almeda realizó en el 1911 un proyecto de reforma de la fachada que da a la plaza de la Canóniga.
El conjunto de todo el edificio está distribuido en cuatro plantas además de algunas estancias situadas alrededor de la parte alta del claustro. La planta subterránea, con acceso desde la calle de la Fuerza, constituye la parte más antigua, anterior al año 1762. Los muros son de mampostería y las bóvedas, unas fueron construidas con piedra siguiendo el patrón de la bóveda de cañón, i las otras, están hechas con ladrillo, se aprecian diversos modelos derivados de las cubiertas con lunetas barrocas. Los restos de abundantes oberturas tapiadas por toda la planta confirman los datos que se poseen que se refieren a la transformación y adaptación de las construcciones anteriores, que la orden de los capuchinos utilizaron en un primer momento, cuando adaptaron el inmueble a los servicios más esenciales de la comunidad.
De entre los espacios de esta planta cabe destacar la cisterna , interesante ejemplo de aljibe con bóvedas de piedra sobre pilares, y el cementerio o secador que contenía 18 nichos verticales con sus correspondientes bancos agujereados dónde, según costumbre de la orden , se sentaban a los frailes difuntos para la desecación de los cadáveres. Adjunta a la pared frontal podemos observar una cruz de ladrillo con decoración floral de esmalte azul.
La obra de nueva planta se inició para la iglesia en el 1762. De dimensiones considerables, posee tres naves, cabecera plana i un pórtico a sus pies, fue reformada a principios del siglo XX por el arquitecto municipal Manuel Almeda. Actualmente, los trazados del templo se alteraron por la división longitudinal en dos pisos y por el tapiado de una de les naves laterales, reformas se llevaron a cabo cuando el edificio se convirtió en Instituto.
El resto de las estancias de la planta baja ( locutorios, refectorio, cocina, etc. ), se encuentran alrededor del diminuto claustro , como es usual en todos los conventos capuchinos. Este claustro, de pequeños arcos de medio punto, se transformó a mediados del siglo XIX, con la construcción de la galería cubierta que corresponde al primer piso, y a su vez, les celdas se adaptaran para las aulas más grandes.
Les dos plantas restantes carecen de valor arquitectónico a consecuencia de las continuas reformas que tienen lugar para albergar a la institución de enseñanza.
INFORMACIÓN RELACIONADA
> Catálogo: Historia del edificio (PDF 0,9Mb)
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