La operación Castle Bravo

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Una de las pruebas más devastadoras fue la llamada operación Castle Bravo, lanzada sobre el atolón Bikini el 1 de marzo de 1954, en la que se detonó una bomba de hidrógeno con una potencia de 15 megatones, 1.000 veces superior a la bomba de Hiroshima. La operación Bravo tuvo graves consecuencias ya que los vientos llevaron una lluvia de ceniza radiactiva sobre los atolones de Rongelap, Ailinginae y Utrik. Como la operación se había llevado en secreto, los 236 habitantes de aquellas islas no habían sido evacuados y resultaron irradiados.

Aproximadamente unas cinco horas después de la explosión de la bomba, la lluvia radiactiva empezó a caer sobre los habitantes de las islas. Aquellas personas, que no sabían nada de lo que pasaba, vieron una bola de fuego en el horizonte y como horas después comenzaba a llover ceniza hasta formar una capa de unos centímetros de espesor. Algunas horas más tarde comenzarían a experimentar los signos físicos de la exposición a la radiación en forma de vómitos, diarrea y caída del cabello.

800px-Castle_Bravo_BlastBolet generat per l’explosió nuclear de l’operació Castle Bravo a l’atol de Bikini, a les Illes Marshall. Fotografia: US air force

Uno de los testigos que en el momento de la explosión tenía 14 años lo explicaba así ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el año 2012 [1]: "Yo estaba jugando cuando los residuos venenosos de la bomba cayeron sobre mí. No sabía lo que era pero como parecía nieve empecé a jugar con ella. Pero de repente me quemaron los ojos y la boca. Más adelante, por la noche, estaba muy enfermo. Todas las personas en la isla estaban muy enfermas, especialmente los niños. Al día siguiente, mi piel estaba agrietada y cubierta de llagas. Tenía quemaduras en la piel y mucho dolor. Mi cabello comenzó a caer. Después de dos días de beber agua contaminada, comer alimentos contaminados y respirar aire contaminado, fuimos evacuados por los Estados Unidos... "

No fue hasta 50 horas después de la explosión que la Marina de los Estados Unidos trasladó las personas hasta el atolón Kwajalein para recibir atención médica. Los habitantes de Utrik volvieron a casa meses más tarde pero los de Rongelap no pudieron hacerlo hasta después de tres años.

Entre 1954 y 1957 la gente de Rongelap vivió primero en la isla de Ebeye, después a Kwajalein y luego a la isla de Ejit, en el atolón de Majuro, bajo diversas circunstancias de privaciones, penurias y la angustia por la pérdida de su casa. En 1957 fueron informados a través de la Comisión de Energía Atómica del Gobierno de Estados Unidos que era seguro volver a Rongelap y en junio de ese mismo año fueron devueltos a la isla, con la advertencia de no comer los alimentos que allí crecían. Sin embargo, el suministro inadecuado y poco frecuente hizo que muchos de los habitantes hicieran caso omiso de aquella advertencia.

Según otros testigos, en los años posteriores algunas de las personas expuestas a la contaminación murieron y otros desarrollaron varios tipos de cáncer. Los testigos también hablan de un alto número de abortos y de niños que nacían con malformaciones. Algunas de las personas afectadas fueron objeto durante décadas de un programa secreto de investigación médica cuyo objetivo era obtener datos valiosos sobre los efectos tardíos de la radiación en las personas [1].

En 1982 el Departamento de Energía de los Estados Unidos publicó los resultados de un estudio radiológico de las islas del norte que sugería que la contaminación radiactiva a Rongelap era todavía elevada y que, por tanto, no era un lugar seguro para vivir. En los años posteriores los habitantes de Rongelap fueron reubicados de nuevo, principalmente a la isla de Mejatto, en el atolón de Kwajalein. En 1999 comenzó el proyecto de limpieza y rehabilitación de la isla para hacerla habitable.


[1] Environment, health, and other human rights concerns associated with nuclear weapons testing (…) Submission to the United Nations Universal Periodic Review of the Republic of theMarshall Islands. Second Cycle. Twenty Second Session of the UPR Human Rights Council. April - May 2015
https://www.culturalsurvival.org/sites/default/files/media/upr_statement_by_cpe_-_rmi_nuclear_issues-1.pdf